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Un cuerdo de atar, unas Fallas y el secreto de la vida…

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  ¿Tenéis Fé? ¿Habéis escuchado alguna vez esa sandez de “encomendarse a un bien superior"? Si es así igual os interesa esta experiencia que comenzó, precisamente, en el área de reclusión psiquiátrica del Hospital La Fé de Valencia.  Fué allá por el 2019 cuando corriendo tras unas faldas, como de costumbre, acabé teniendo el inmenso privilegio de vivir las últimas fallas pre-COViD y fui gratamente acogido en las calles de la ciudad de Valencia durante 10, 12 o 100 días (vaya usted a saber cuántos exactamente, porque yo no…).  En ocasiones dormía en el antiguo mercado de abastos, junto a la comisaría de la Policía Local de Valencia, que además de permitir a los “singulares” como yo dormir bajo techo, nos protegían. Realmente son un cuerpo pleno de honor y amabilidad. Y fué andando perdido por las calles de Valencia cuando abracé por completo el Cinismo de Antístenes. Todo me sobraba y la vida me daba lo necesario. Una amable frutera me regalaba las naranjas del día anterio...

Un siglo de Followers (v.2)

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P arece que fue ayer (y lo fue, de hecho) cuando, empujado por quien bien sabía, abrí mi primera cuenta de Twitter (ahora X) y ahora aqui estoy en BlueSky. Hoy se ha sumado a Sky la persona número cien. Cien personas que leen lo que yo escribo, que se dice pronto.  Traten ustedes de contar a estas personas una a una, imagínenselas en una plaza y verán que no son pocas. La estadística nos embrutece, haciendo que 100 sean solo 100 y no 100 personas y sus 100 familias y sus 100 millones de ideas.  Desde entonces y hasta hoy para mí ha pasado todo un siglo de followers.  Cien años, uno con cada uno de vosotros, cien vidas no echadas a perder pues habéis dedicado parte de ellas a ayudar, a ayudarme a mí, un ser que solo os deseaba dolor y extinción.  Hace siete años estaba hecho un ovillo en un colchón, junto a una botella de refresco de dos litros que usaba como retrete, medio pimiento rojo a punto de estropearse y apenas un kilo de patatas congeladas en la nevera. Y por...

Los hombres no lloran, pero deberían...

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  Permítanme ustedes utilizar esta oportunidad que se me ha brindado desde Alcantarilla Social para disertar sobre la presencia de la inteligencia emocional en nuestras escuelas y lo que de ella, o de su ausencia podremos esperar en un futuro no muy lejano. Lo que relato a continuación es como se debe echar a perder una vida a base de mucho CI y poco “olalá”, de pensar con la mente y no conseguir dominar el corazón. Lamentablemente cuanto más grande este sea, más odio y rabia cabrán en él. Cuando amamos y odiamos con todo el alma solo depende del tamaño de esta las consecuencias de semejantes osadías. No es este un texto técnico, no se me asusten. Si les pica la curiosidad les adjunto un trabajo de Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera Pacheco de la Universidad de Málaga donde dejan claro que “ El  CI  de las personas no contribuye a nuestro equilibrio emocional ni a nuestra salud mental ” de titulo  La inteligencia emocional como una habilidad básica en la...