Un cuerdo de atar, unas Fallas y el secreto de la vida…
¿Tenéis Fé? ¿Habéis escuchado alguna vez esa sandez de “encomendarse a un bien superior"? Si es así igual os interesa esta experiencia que comenzó, precisamente, en el área de reclusión psiquiátrica del Hospital La Fé de Valencia.
Fué allá por el 2019 cuando corriendo tras unas faldas, como de costumbre, acabé teniendo el inmenso privilegio de vivir las últimas fallas pre-COViD y fui gratamente acogido en las calles de la ciudad de Valencia durante 10, 12 o 100 días (vaya usted a saber cuántos exactamente, porque yo no…).
En ocasiones dormía en el antiguo mercado de abastos, junto a la comisaría de la Policía Local de Valencia, que además de permitir a los “singulares” como yo dormir bajo techo, nos protegían. Realmente son un cuerpo pleno de honor y amabilidad.
Y fué andando perdido por las calles de Valencia cuando abracé por completo el Cinismo de Antístenes. Todo me sobraba y la vida me daba lo necesario. Una amable frutera me regalaba las naranjas del día anterior, luego leía tranquilamente la prensa en la biblioteca para pasarme la tarde dando charlas en los jardines de la Universidad Politécnica de Valencia sobre lo superfluo de los objetos materiales y acabar durmiendo con la chavalada en el Jardín Botánico bajo los cerezos en plenas Fallas. Estaba como una puta chota, seguro, pero también era absolutamente feliz y autosuficiente, no os digo más…
Como bien sabréis algunos, la vida en la calle no es fácil, y el kharma tuvo a bien ponerme en situaciones digamos “tensas” con terceros, y he ahí donde halle la respuesta: Amor.
En ningún momento albergue ira, rencor, rabia… solo aceptación y Amor por el prójimo. Incluso por aquel pobre adicto que se empeñó en confrontarse más allá de lo debido conmigo, solo le desee lo mejor, y asi acabamos pasando una buena noche entre conversación y conversación sentados en corro, como diría Sabina. El Amor hace amigos.
Y cuando por fin tuve la certeza de que nunca más entraría la violencia en mi vida (lo cual es mucho decir para un pobre humano), también tuve claro que tenía que haber un plan divino, y que este era solo Amor para el prójimo. Y entonces comprendí al gran John Donne, las campanas siempre doblaran por nosotros, pues somos todos uno.
Tras mucho deambular, mis amigos de la Policía Local me trasladaron amable y finalmente al área psiquiátrica del Hospital La Fé. Los tres días que pasé allí antes de volver a mi tierra me permitieron conocer gente extraordinaria, tanto entre el personal como entre los pacientes, ¿será porque los miraba con Amor?
Así que tened Fé amigos mios, y si no la teneis aun, tened voluntad al bien, vocación de servicio y generosidad hasta el altruismo.
Y si aun así no consigues respuestas, usad mi Fé, ofreced vuestro tiempo y Amor a los demás y os dejo aquí el contacto de un verdadero maestro por si alguien siente curiosidad por este sendero de la verdadera meditación y la espiritualidad.
Por cierto, yo digo Fé con tilde porque mi Fé se acentúa cada día que pasa.
Un fuerte abrazo a mis queridos y queridas followers, se os estima.
Demetrio.
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